HABLEMOS DEL TEMOR


Yo solía llenar mi vida de las vidas de los demás, ah como me encantaba juntarme con las amiguitas que siempre me contaban las nuevas de las demás, que si fulanita ya se puso a trabajar porque su marido no completaba para mantenerla, que si sutanita sorprendió a perenganito poniéndole el cuerno, así que distraía mi atención sabiendo de los problemas ajenos.

También disfrutaba, inconscientemente, saber que otros matrimonios tenían problemas. "¡Ni sabes!, a fulanita, ¿Te acuerdas?, la prima de perenganita, la que vivía enfrente de la casa de sutanita, ¡La dejó el marido! pensaba, bueno, yo no estoy tan peor. 

Distraía mi mente buscando a quien ayudar, juntaba juguetes para regalar, siempre estaba en la mesa directiva de algo, representante de algo, y jugaba tenis hasta caer muerta de cansancio, a las 9:00 p.m. yo ya estaba dormida, luces apagadas, con todo limpio y acomodado.

Un día decidí dejar esas distracciones, empecé a poner música en casa y me ponía a pintar o leer y empecé a escribir.

De repente, me estorbaba la música, me agradaba escuchar mis pensamientos, empecé a ir a clases de yoga, donde descubrí la introspección, meditar e ir descubriendo quien era yo.

Ya la yoga me resultaba insuficiente, empecé a ir a un grupo de meditación maravilloso, continué con literatura al respecto, con cd's de auto ayuda, escuche el poder del ahora, como sanar tu vida, Vivir sin miedo, entre muchos otros, rematando con "Relaciones de Abuso Verbal" Ahí paró mi búsqueda, el que escribió ese libro, seguro vivía en mi casa, descubrí la verdad más dolorosa de mi vida.

Ahora lo difícil, que parte jugaba yo en esto, cual era mi participación para haber llegado a una relación así, regresé a mi pasado rebusqué en mi interior.

El Temor, ese sentimiento que te paraliza, que te hace tomar decisiones en las que no saldrás beneficiada, donde darás todo para no quedarte sola, que no te deja avanzar, que permitía que me tuvieran prisionera.

Me sentí derrotada, sin fe en el futuro, sin otro sentimiento mas allá que la tristeza y la desesperanza.

Empecé a hacer cambios pequeños, luego cambios en mi entorno, claro que con las cosas diferentes, ya no seguía funcionando en ese carrusel de negación, ya no participaba en los juegos de manipulación, dejé de invertir tiempo en peleas que no llegaban a ningún lado, así que ya no le era útil a quien gustaba de maltratar y abusar, dejó de encontrar eco en mi.

Y llegó el cambio mayor, dejé de tenerle miedo, su altura ni sus gritos provocaban ese temor que me hacía permitir, y me fui, nada me detuvo ya, él no cambió, a él no le gustaba una persona que ya no participara con sus juegos.

El temor dejó de dirigir mi vida, ya no giro alrededor de él, no me hace tomar decisiones en los que ese sentimiento sea el protagonista, al dejar mis miedos, aprendí que hay otras maneras de vivir la vida, que puedes ser como eres, sin el temor de no darle gusto a los demás. 

Puedo respirar con todos mis pulmones, puedo escuchar mis pensamientos sin temer, puedo escuchar a Dios en mis silencios.

4 comentarios:

  1. como simpre, excelente!!!!!!!!!!!!
    Ana Campanita

    ResponderEliminar
  2. 20 de diciembre de 2011 06:14
    gracias amiga por compartir , te mando un fuerte abrazo

    Marisa Cantu

    ResponderEliminar
  3. Blanca te entiendo perfectamente y te felicito por encontrarte a ti misma y darte cuenta que tu eres lo mejor que te ha pasado. Las personas que llegan a nuestras vidas son aprendizaje. Tu aprendiste ya que tu eres lo mas valioso que tienes. Cuidate mucho y disfrutate.
    Un beso amiga. Estoy feliz por ti

    Paty Cantú

    ResponderEliminar
  4. Quizás tuve que vivir lo vivido para valorar lo que vivo...

    Lo peor hubiera sido seguir ahí....creyendo que no había otra salida

    Gracias Paty, que gusto encontrarte....


    ResponderEliminar